Nada nos hace más ilusión que derrotar la pandemia que tenemos enfrente. Haber priorizado la salud y la vida ha sido un acierto por parte del Gobierno. Las medidas de aislamiento han mostrado su efectividad en prevenir un contagio mayor en Colombia, dándole al país un bien que creíamos escaso para combatir el coronavirus: tiempo. Tiempo para conseguir más pruebas, tiempo para adecuar el sistema de salud, con camas UCI y más respiradores. Estoy convencido que vamos a derrotarlo.

Pero una vez terminado el asilamiento como lo conocemos, va a ser necesario que viremos nuestro enfoque hacia darle aire y salud a nuestra economía. Debemos iniciar el camino hacia su recuperación, pues si esta no reacciona y sus signos vitales se debilitan, nos veremos enfrentados a un mal mucho más letal; el hambre. Un aislamiento inteligente, con mucha tecnología, pruebas masivas y los controles necesarios, esperamos sea el siguiente paso para ir recuperando paulatinamente la interacción social y la vitalidad de nuestra economía. La única forma de evitar el hambre futura, es brindándole nuevas herraduras al caballo que tira del carro: la empresa. Las empresas son el motor que impulsa a nuestro país, generadores de riqueza que deberá irrigarse con mayor fuerza a todos los sectores sociales.

Fortalecer las empresas es darle salud al sistema económico. Los independientes, las Micro, Pequeñas, Medianas, y Grandes empresas colombianas requieren de todo nuestro esfuerzo como sociedad para en ellas impulsar nuestro resurgimiento. El hoyo profundo cavado por esta pandemia solo puede ser llenado con un impulso sostenido a las empresas.

Son las empresas las principales empleadores del país. En ellas muchas de las personas más necesitadas encuentran su sustento económico. El peor de los mundos, sería aquel en donde las empresas fueran contagiadas por el virus letal de no tener caja por estar parados, sin producir y sin poder vender. Si las empresas se enferman, sus colaboradores sufren. Y si Dios no lo quiera el virus de la caja es letal. ¿A donde vamos a trabajar?

Así pues, suplir las necesidades de caja para asumir los costos fijos a través de crédito de largo plazo y tasas bajas es uno de los muchos esfuerzos que debemos hacer como país. ¿Cómo no pensar en disminuír las trabas jurídicas, el estrés tributario, dar tránsito a una economía circular o acudir a figuras cómo la flex-seguridad laboral? Debemos articular con herramientas tecnológicas las oferta y la demanda para posibilitar las ventas. Debemos ayudar a los sectores que están parados mayor tiempo por la decision del estado; bares, discotecas y eventos masivos, para poner tan solo unos ejemplos.

Lo cierto es que va ser imposible sostener el peso del país solo con asistencia del Estado. Si bien ha llegado a aproximadamente 30 millones de compatriotas, es insuficiente, costoso, y peligroso continuar sin reabrir las empresas y reactivar la economía.

Desde estas toldas hemos venido promoviendo que la economía debe virar hacia una economía fraterna; ahora, con éstos nuevos hechos lo creo con más fuerza. Todo esfuerzo que pase por ayudar a la empresa colombiana es darle aire al pais. El ventilador futuro de la cama UCI que tiene hoy Colombia se llama empresas. Comprar colombiano, viajar, hacer turismo local y conocer nuestras maravillas, mejorar los salarios de colaboradores, pagar a proveedores a tiempo, son apenas algunas cosas que le pueden dar un empujón a la economía.

Debemos Pararle-Bolas y empezar a pensarnos el día después del coronavirus. Todo lo bueno que pueda venir pasa necesariamente por el fortalecimiento empresarial. El Estado, el sistema financiero, empresarios, emprendedores, independientes, colaboradores y clientes, todos, debemos poner nuestro grano de arena para lograr darle salud a nuestra economía. Si uno de nosotros falla, fallamos todos como sociedad. Así como buscamos salvar la vida de los colombianos debemos darle vida a las empresas. La pandemia nos permitió acortar tiempos para generar programas sociales y avances en el sistema de salud, ahora el reto pasará como lo dijo Clinton en su campana presidencial… “Es la economía estupido.”