Un Valle a la Conquista

Un Valle a la Conquista


Hay quienes consideramos que las empresas tienen como las personas, un estado de ánimo. Que ellas vibran al ritmo de su gente y que su nivel de resonancia tiene una relación directa con los resultados de la compañía. También creo que este símil se puede hacer con la sociedad o con un territorio. El estado de ánimo de una región define su futuro y su capacidad de ir en la búsqueda de oportunidades para su desarrollo.

Las regiones como los seres humanos estamos sujetos a los efectos de las emociones. Cuando una persona pierde la confianza en sí misma se paraliza. Lo mismo le pasa al territorio, si este pierde el autoestima colectivo, el desarrollo se estanca.

En nuestra región por muchos años perdimos la confianza social y en nuestros líderes. Se generó un divorció entre el sector público y el privado. Tuvimos varios gobernadores destituidos al igual que alcaldes de Cali. Un grupo importante de políticos de nuestra región fueron vinculados al ‘Proceso 8.000’. El narcotráfico permeó a todo nivel. Fueron momentos muy duros, difíciles e ingratos de recordar. Pero lo más grave de todo, fueron sus efectos. Nos bajó el estado de ánimo y nos golpeó el autoestima. Dejamos de articularnos y pasamos a autoincriminarnos. Dejamos de creer, extraviamos la seguridad y el amor en nosotros mismos y hacia nuestro potencial como región. Perdimos el liderazgo nacional que teníamos.

Afortunadamente la historia sirve para dos cosas. La primera para recordarla y aprender de ella. La segunda, y es la que más me gusta, es que la historia esta ahí para ser cambiada, moldeada y transformada. Mi tierra decidió sacudirse. Decidimos trabajar en conjunto por el desarrollo integral y elevar el estado de ánimo de nuestra gente. Decidimos creer. Reescribimos una narrativa positiva de región en torno a los buenos resultados de nuestra economía local. A las empresas de la región les empezó a ir mejor que al promedio nacional. Cuando a las empresas les va bien, a todos nos va bien. Se generaron más ingresos. Se crearon nuevas empresas. Creció la inversión extranjera. Empezó a disminuir el desempleo. Los giros que hacen los colombianos en el exterior a sus familiar nos ayudaron también.

Como consecuencia de lo anterior, en el Valle se generó un fenómeno muy importante. Nuestra gente tuvo más capacidad de compra. Y eso le mejora el ánimo a cualquiera. Los buenos resultados de nuestras empresas y de la economía local fueron la fuente de inspiración que nos demostró que sí era posible, nos fortaleció el autoestima y el nivel de confianza.

Hoy es evidente el resurgimiento de nuestro espíritu de lucha y superación, así como las renovadas intenciones por recuperar nuestro lugar de liderazgo a nivel nacional. Hemos dejado a un lado los egos para podernos articular mejor. Fuimos a terapia de pareja y hoy tenemos una mejor relación entre el sector público y el privado. Hemos iniciado un proceso de transformación. Hoy tenemos un Valle que se atreve y que quiere salir nuevamente a la conquista del progreso y el lugar que le pertenece en la evolución y el crecimiento del país. Párele- Bolas.

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