Por primera vez en mis 45 años de vida siento que nuestra patria se está jugando el todo por el todo. Sí, ese mismo país que se ha aferrado a luchar por sobrevivir democráticamente a pesar del narcotráfico, a los corruptos, a las FARC y a los malos gobiernos. Nuestro país se encuentra en la disyuntiva de decidir entre la posibilidad de seguir batallando por salir adelante o claudicar en las manos del populismo, que solo ha traído hambre, miseria y desesperación a América Latina.

Nos guste o no reconocerlo, el populismo del Socialismo del Siglo XXI está asomando la cabeza por la ventana e intenta entrar a nuestra casa común, abrir la nevera, sacar un vaso de leche y sentarse a tomárselo en nuestra sala. El señor Petro, que creíamos que tenía una imagen negativa muy alta y un techo para crecer en sus aspiraciones, no afloja ni cede terreno. Su discurso feroz y anti establecimiento, seduce masas desprevenidas y acríticas.

Lo sorprendente es que a pesar de su pasado guerrillero, de su participación en actos terroristas, de su flirteo con el chavismo, de decir sin ningún pudor que va a expropiar, de incendiar con su discurso y sus acciones la lucha de clase; pese a todo ello, ha logrado enredar a un grupo de ciudadanos incautos, que no ven que el señor tiene toda la intención de aplicarnos al pie de la letra la receta de los Castro, la del Foro de Sau Pablo y la de todos los países de Latinoamérica que cayeron en las garras del populismo de izquierda radical.

Señores, no nos llamemos a engaños. El mono aunque se vista de seda, lobo se queda. Perdón, mono se queda. Él se hace llamar progresista, dice tener ideas liberales… Habla de una Colombia Humana. ¿Pero en la realidad qué es? Sin duda alguna es un líder autocrático de izquierda radical, como lo fue Castro, Morales, Correa, los Kishner, Ortega y Hugo Chávez.

Cumple a raja tabla con todos los requisitos de la definición que dan en los libros del autócrata de izquierda: se cree “caudillo” con ínfulas de mesías de los desposeídos. Es un líder terco, vanidoso, retórico y extremista. Un prospecto de marxista trasnochado y melancólico que añora implementar esas mismas políticas que llevaron al colapso a todos los regímenes, que de paso asfixiaron el mercado y acabaron las libertades del individuo

Ha inventado unos enemigos para cuestionarlos y pelear contra ellos; como lo son las personas que tienen más de un apartamento o una tierra improductiva según su propia definición. Contra esos “burgueses” y “acumuladores de riquezas”, busca incendiar el país con una lucha de clases, pues en su retorcido sentido de justicia, hay que expropiarle al que tiene para repartirlo como botín guerra, a los que no.

Está aprovechando la pérdida de credibilidad en las instituciones para promover transformarlas y renovarlas, dando un salto al vacío. Promete reformas sociales utópicas, pero que mueven ilusiones. Por ultimo, quiere consultarle todo al constituyente primario. Por eso ya dijo que lo primero que va a hacer es convocar a una constituyente, y seguro que de ahí en adelante, ¿para qué Congreso, si es mejor hacerlo todo a través del plebiscito?

Parémosle-Bolas que el destino de nuestro república está en juego. El domingo 27 de mayo podemos defender nuestra democracia, votando a favor de un candidato que represente la legalidad, la equidad y el emprendimiento. Podemos plantarle cara al alumno del Castrochavismo, que nos quiere empujar al abismo de la decadencia de la “Colombia Humana”. En este momento histórico, el único lider con la fuerza de un partido, la claridad de principios e ideas y el respaldo de millones de colombianos que creemos en él y le dan la posibilidad real de enfrentarlo, es Ivan Duque.

Más claro no canta un gallo; a Colombia la quieren arrastrar al Socialismo del Siglo XXI que está probado, no funcionó en Cuba, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Nicaragua ni Venezuela. En nuestra manos está impedir que el fantasma del populismo se nos meta al rancho.

PRÓRROGA:

Hoy pienso mucho en Venezuela donde el populismo llegó para quedarse. Hoy más que nunca, cuando el dictador Maduro se inventó y amañó unas “elecciones” para seguir aferrado al poder. Dios nos libre en Colombia de calcar esa pesadilla. Aún estamos a tiempo.