El sábado 11 de noviembre tuvimos la oportunidad de reunirnos con unos 300 empresarios quienes nos compartieron sus preocupaciones y reflexiones sobre el rumbo de la economía y del país.

Quedó claro que el hecho fundamental que no deja dormir a la gran mayoría de los colombianos es que nos enfrentamos al momento político más importante de nuestra vida moderna; donde todo está en juego. ¿Cómo no vamos a estar preocupados si las nuevas coaliciones “progresistas” y el nuevo partido de las FARC quieren poner en tela de juicio la propiedad privada, la libre empresa, el modelo económico y nos quieren cambiar las reglas de juego?

¿Cómo no estar preocupados si el 2016 no fue un año bueno y el 2017 va ser peor? Las proyecciones más optimistas nos auguran un crecimiento del 1.6%. Claro que crecer al 1.6% es mejor que decrecer; pero eso es igual que decir que “es mejor ser rico que pobre” como dijo alguna vez Pambelé. Sin embargo, sí tenemos sectores muy importantes con decrecimiento como la industria y el comercio. La gente está apretada, el bolsillo de los colombianos golpeados, como consecuencia ha caído el consumo y la confianza de los consumidores todavía se encuentra en saldo negativo. El país no se puede conformar con ese crecimiento si queremos propender por el desarrollo y generar inversión social para disminuir las brechas sociales.

Parece obvio, pero para los que hoy atacan a la empresa no lo es tanto. No podemos olvidar que las empresas son las que pagan los impuestos. El Estado vive de los impuestos y con ellos es que se realiza la inversión social. Por lo cual, si no se defiende a la empresa, se pone en duda el desarrollo y el crecimiento empresarial a futuro; no tendremos cómo realizar la inversión social que tanto necesitan nuestros municipios.

¿Cómo no estar preocupados si al sector empresarial lo tienen lleno de tramites y regulaciones absurdas que le obstaculizan el giro ordinario de sus negocios? Es increíble, en vez de facilitar las cosas, el Estado termina anquilosando el surgimiento y crecimiento de las empresas. Parece que no se acuerdan o no entienden que los empresarios somos los “clientes” que traemos la platica para que el Estado pueda vivir, pagar sus salarios y generar la inversión social.

¿Cómo no estar preocupados si la tasa efectiva real impositiva está entre el 70% y el 75% según el sector a que se pertenezca? De lejos uno de los países con mayor carga impositiva del mundo. Es muy difícil ser competitivo en esas condiciones. Los empresarios de este país no aguantamos un impuesto más.

¿Cómo no estar preocupados si en Colombia tenemos poca flexibilidad laboral? Hoy las empresas se están enfrentando a un problema muy serio con el asunto de las incapacidades. Vale la pena aclarar que nadie discute la protección y garantías que deben tener las personas que están realmente enfermas. Pero sí preocupa el abuso del derecho que se está presentando con las incapacidades a través de la ya muy famosa figura de la estabilidad reforzada. Ahora resulta que algunos colaboradores avivatos, que no están ralamente enfermos, se están incapacitando y las empresas no pueden prescindir de sus servicios. Por el contrario, los están protegiendo y las empresas están siendo obligadas a reubicarlos. ¡Hágame el favor!

¿Cómo no estar preocupados con la inseguridad urbana y rural? No enumero los casos, ya todos los conocemos. La realidad fáctica nos muestra que no podemos desconocer que se nos está saliendo de las manos nuevamente el problema, afectando la calidad de vida de todos y la confianza para el que quiere invertir.

La pura y dura realidad es que al empresario le toca muy duro. Permanentemente está remando en contra de la corriente. ¿Cómo no estar preocupados?

Por ello es que nosotros hemos venido planteando vehemente e insistentemente que a la empresa y a sus colaboradores hay que defenderlos con TODA. La empresa es el motor del desarrollo social y económico de un territorio.

Parémosle-Bolas que sin empresas no hay paraíso. Sin ella no hay desarrollo, ni se podría generar la inversión social que tanto necesita Colombia para recuperar el rumbo.