No puedo negar que el domingo 17 de junio a eso de las 5:20 de la tarde, sentí un fresquito con los resultados. Bueno, la verdad es que me invadió un torrente de felicidad y tranquilidad. El camino para la transformación de Colombia, para construir y no destruir, para desarmarrar la economía y para generar un Estado solidario, quedó despejado. Ahora nos tenemos el reto de hacerlo realidad.

Sin embargo, sí me queda el sinsabor de no haber ganado en el Valle del Cauca. Sin lugar a dudas logramos un resultado importante y crecimos en más de 230.000 votos de la primera a la segunda vuelta. Sacamos 746.000 votos que es un cifra histórica. Pero la dura realidad es que fueron insuficientes y perdimos.

No creo valga la pena usar el retrovisor, pero si creo que debemos generar algunas reflexiones e interiorizar algunos aprendizajes.

Lo primero que debemos entender es que esos votos no son de Gustavo Petro. Un número importante de ellos son de protesta. Protestaron muchos ciudadanos frente al establecimiento y a la clase política tradicional de nuestra región que al igual que la nacional, no goza de buena reputación. El voto “anti” también se hizo presente y así me cueste, no podemos desconocer que hubo un número importante de vallecaucanos que también votaron en contra de mi partido.

El segundo aprendizaje que debemos interiorizar, es que tenemos a muchos ciudadanos en nuestra región inconformes, que se sienten solos y excluidos. El reto es enorme y debemos de manera decidida generar mayores oportunidades y lograr de una vez por todas avanzar frente al abandono del Estado que no ha sido efectivo en resolver las deudas sociales pendientes con nuestra región.

Lo tercero que debemos reflexionar es sobre el cómo se está construyendo el relacionamiento del sector empresarial con la sociedad. Incluso debemos ir más allá y entender mejor, cuales son las expectativas que tiene la sociedad de sus empresas y si ellas las están cumpliendo. Las empresas de todos los tamaños hacen grandes esfuerzos para incidir en mejorar los entornos sociales, sin embargo, perdimos en todos los municipios donde existe importante acentamiento industrial y agroindustrial. No nos fue bien en Yumbo, Bugalagrande, Zarzal, Guacarí, Cerrito, Buga, Palmira, Candelaria, Pardera, Florida y Cali. Algo tenemos que aprender de esto y seguro mucho por mejorar, así me conste que se hacen esfuerzos muy importantes por generar mejores condiciones de los entornos sociales.

Colombia me llena de optimismo, pero mi Valle del Cauca no me deja dormir tranquilo. Lo cierto es que inició el mundial y muy pronto el Tour de France. Desde ya, inicio también la batalla por la gobernación del Valle y la de los diferentes municipios de nuestra región.

¿Y qué vamos a hacer? La amenaza de la llegada del populismo de izquierda radical parece haberse contenido para Colombia. Pero nos quedó vivito y coleando en el Valle. Ya saben qué decir y que teclas oprimir. Ya tienen la curva de aprendizaje y la receta clara; la cual sin duda alguna la van a intentar repetir en nuestras elecciones regionales y locales.

O nos sacudimos o nos sacuden. O nos unimos o nos hundimos. Ya lo escribí en un blog anterior… si uno no se mete con la política, la política se mete con uno.

Hoy más que nunca tenemos que trabajar unidos por una profunda transformación de la región. Hoy más que nunca debemos trabajar en generar mayores oportunidades, especialmente de empleo y de ingresos. Hoy más que nunca debemos enfocarnos en el desarrollo social. Hoy más que nunca, los que tenemos una responsabilidad pública, debemos dar buen ejemplo para recuperar la confianza en la política y en las instituciones. Hoy más que nunca necesitamos a un sector empresarial cercano a sus colaboradores y a la sociedad.

Hoy más que nunca necesitamos de todos los que sueñan con un Valle del Cauca grande y fuerte.

Hagámosle pues que nuestra región nos necesita. Mientras el populismo y la demagogia asechen, vamos a pelear, no nos vamos a quedar de brazos cruzados.