El Cartel de la Mentira
Ahora resulta que en nuestro país se le está otorgando mayor credibilidad a la versión de los delincuentes, que a la palabra de las personas de bien. Estos señores que están en prisión por haber violado la ley, quebrantando las normas, por encontrarle atajos a los principios morales, son ahora los señores de la verdad y la honestidad. Se han invertido los valores que son el soporte de nuestra sociedad.
Una persona condenada, la cual va pasar un número importante de años con pijama de rayas, no tiene nada que perder pero sí que ganar, si testifica en contra de otro fulano. Los beneficios que reciben son tan atractivos que se convierten en un incentivo perverso para que los “angelitos” salgan a decir “la verdad y solo la verdad”.
Lo triste es que hoy basta que un bandido de estos lo mencione a uno, para que acaben con la honra, te ponga en el escarnio público y en aprietos con la justicia. Lo preocupante es que al final es la palabra de uno contra la del otro. Si somos crudos, la cuestión es así de simple: la palabra de un criminal que han revestido con la presunción de verdad, contra la del hombre de bien, que al ser salpicado de inmediato, pasa a ser un bandido que está mintiendo para salvar su pellejo.
Lo que está pasando es un absurdo, se invierte la carga de la prueba, pues a uno le toca demostrar que es inocente. Se hizo trizas el principio constitucional de la buena fe y la presunción de inocencia; si algún hampón te menciona, te llevó el que te trajo, pues para todo mundo ya eres uno de ellos.
Los falsos testigos son un problema estructural y de fondo que se nos salió de la manos. La prueba testimonial se convirtió en un hacha de guerra para hacer persecución política y sacar del juego a tu enemigo. Es triste, pero toca admitir que en Colombia nos crearon y montaron un ‘Cartel de la Mentira’.
Hoy no sabe uno en quien confiar. La justicia está desprestigiada, un grupo de magistrados crearon su propio tinglado al cual denominaron por ahí el ‘Cartel de la Toga’. Que no se nos olvide que estos personajes estaban cobrando para absolver o incriminar ciudadanos. La justicia se nos ha politizado y con dolor toca decirlo, porque para muchos en la opinión pública ésta es un afirmación que no admite discusión.
Lo cierto es que toca Parárle-Bolas a la justicia, porque si esta se levanta la bata, se destapa el velo que le cubre los ojos y descalibra su balanza, apague y vámonos. Quedaríamos a merced de la tiranía de la mentira, los traficantes de testimonios falsos. Los nuevos sofistas que ponen en duda la verdad y la dignidad de las personas.
Puedo ser iluso e ingenuo, pero guardo la esperanza de que la justicia recuperará el rumbo; otorgará garantías a los ciudadanos respetando el debido proceso, será imparcial y sin sesgo ideológico y fallará en derecho, de manera objetiva con los hechos que se logren demostrar. Eso espero por el bien del país y la estabilidad de sus instituciones.
Amparo Rodríguez
Para verguenza de la justicia y de quienes acudimos a ella, bien por nuestra profesión o por ver que la impunidad no reine, es lastimosamente la herencia que nos deja el anterior gobierno, permisivo con los delincuentes y el delito so pretexto que estaba logrando la paz para Colombia, la realidad se politizó la justicia, los corruptos de Odebrech estaba encabezado por ese mal gobierno que afortunadamente ya terminó, ahora esperemos que nuevos aires para Colombia lleguen y los delincuentes paguen por sus delitos, la impunidad deje de ser el instrumento de todo tipo de delincuentes, y la justicia deje de hacerle favores a los delincuentes y tanto daño a los colombianos, la reforma a la justicia debe ser una realidad, y la garantía de quienes acuden a la justicia para que se castigue al culpable y al delincuente se lo trate con la suspensión de garantías y derechos inventados para favorecer a los que dicen colaborar con la justicia, engañando y señalando a inocentes, basta ya de tanta farsa y de tanta mentira.
Conciencia Sensata
EN MANOS DE LA ACTUAL ‘JUSTICIA’ NAUFRAGARÁ EL ESTADO DE DERECHO EN COLOMBIA
Llegó la hora de encarar de frente, y sin rodeos, este diagnóstico fundamental.
Es muy doloroso decirlo, pero desde hace un buen tiempo nuestras Altas Cortes, poco a poco, han venido fracturando el fundamento y la estructura misma del orden constitucional colombiano. Han causado, en consecuencia, un daño mayor que el infringido durante 50 años por los guerrilleros y narcos, tan beneficiados con sus exóticos fallos.
Veamos:
1. Nuestras Altas Cortes nos obsequian hoy una impunidad que supera el 95%. Estadística propia de un pueblo de bárbaros. Esta es la causa principal de la criminalidad, y también de la corrupción galopantes. La verdad es que mucha gente ha optado por hacer justicia por mano propia.
2. ¿Pondrán impartir justicia unos magistrados al menos cómplices por omisión con la venta de fallos? ¿Saldrá justicia del corazón de unos magistrados que se atreven a castigar tan irrisoriamente a los 3 colegas que encarcelaron recientemente por corrupción gravísima? ¿Qué hay de sus cómplices, de los demás magistrados con los que necesariamente tuvieron que negociar mayorías?
3. ¿Qué justicia nos darán unas Altas Cortes que, de cuando en vez, fallan abiertamente en contra de la Constitución que juraron defender?
4. ¿Puede sobrevivir una nación de leyes en manos de unas muy contaminadas Altas Cortes que se han erigido como omnipotentes e intocables?
5. Gracias al respaldo de estas cuestionadas Altas Cortes, el oscuro JM Santos infringió muy graves daños a nuestra amada Colombia. Sin ellas, Santos no habría burlado la regla de oro de la democracia, y también de la paz política: ‘la mayoría gana.’ Esas mayorías se manifestaron claramente en el plebiscito del 2-10-2016, cuando rechazamos los venenosos Acuerdos Farc-Santos. Mayorías que los medios santistas quisieron desvirtuar, con gran estruendo publicitario, con el cuento de que la gente votó manipulada por el miedo inducido por los uribistas, como si fuese posible concebir una controversia política exenta del debate sueños-miedos.
Con gran dolor y respeto me atrevo a decir: llegó la hora de extirpar, con carácter de urgencia extrema, el nido de víboras enmermeladas. Llegó la hora de remplazar TODO el ‘Cartel de la toga’ por jueces con conciencia, independientes y honestos.
Algún medio ha de haber para hacerlo de forma legal y pacífica.
Lo que es evidente es que en manos de esta ‘justicia’ corrupta, y politizada, naufragará inevitablemente nuestra democracia y nuestra civilización.
Ana Cecilia Cifuentes Borrero
Muy cierto mi apreciado Senador. La Justicia se pudrió con la corrupta mermelada.
Laurent Amparo Loaiza Ruiz
Así es mi querido Senador Gabriel, este tipo de montajes burdos, se han venido tejiendo desde hace rato, porq desafortunadamente la justicia está politizada y se perdió la credibilidad en las instituciones por la corrupción q se ventila a todo nivel y cómo lo q quiere la oposición es acabar con nuestro jefe natural del CD y no lo han podido lograr políticamente, entonces han acordado poner en el escarnio público la honorabilidad de las personas de bien q lo único malo q han hecho Ursube es luchar por una colombia mejor. Comparto la iniciativa de una sola corte para q se les acabe la mermelada, para q haya unidad de criterio frente a un mismo punto de derecho. Ojalá se obre en pleno derecho y sin vulnerar la ley y la Constitución. Respaldo total a Uribe porq creo en él. A veces es malo pensarlo, pero con esta clase de actuaciones de la justicia colombiana, vale más ser bandido q persona de bien.
Kike Angel
Buen artículo Gabriel y la verdad ésta es una amenaza muy grave para ambos lados hoy en nuestro país que no sólo degrada la justicia sino que pone en grave peligro todas las instituciones y la gobernabilidad en democracia…